miércoles, 28 de julio de 2010

A mi ¿qué me importa?

Leopoldo Abadía (autor de "La crisis Ninja") dice en su artículo: A mi ¿qué me importa?

Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos. Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que "Dios les coja confesados".

Lo de que Dios les coja confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación. En muchas conferencias, se levanta una señora (esto es pregunta de señoras) y dice esa frase que me a mí me hace tanta gracia: "¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?" Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir "¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?"

Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más


convencido: "¡y a mí, ¿qué me importa?!" Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.

Yo era hijo único. Ahora, cuando me reuno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.

Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas,  me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz. Y me exigieron mucho.

Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:

1. La guerra civil española

2. La segunda guerra mundial

3. Las dos bombas atómicas

4. Corea

5. Vietnam

6. Los Balcanes

7. Afganistán

8. Irak

9. Internet

10. La globalización

Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro. ¿Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar!

Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante:

intentar darme una muy buena formación. Si no la adquirí, fue culpa mía.


Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en  lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.


A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales,.Lo que por ahí se  llama "buena gente".

Porque si son buena gente harán un mundo bueno. Y harán negocios sanos. Y, si son capitalistas, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano. (Si son mala gente, demostrarán con sus hechos que el capitalismo es sano, pero que ellos son unos sinvergüenzas.) Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena

formación: que sepan distinguir el bien del mal, que no digan que todo vale, que piensen en los demás, que sean generosos.En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran.

Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a  dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho más qué hijos íbamos a dejar a este mundo.

A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.


Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.


Pero lo fundamental es lo otro: los padres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como antes, que el padre y la madre llegan cansados a casa, que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado. Lo sé todo. TODO.


Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.


P.S.


1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres.


2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.


3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.
 
 
 
 
 
 

lunes, 26 de julio de 2010

Tras los pasos de Gotescalco.


En el año 950 ó 951 (cada año tiene sus partidarios fervientes), Gotescalco, obispo de Le Puy-en-Velay, inicia su peregrinaje hacia Santiago de Compostela. Es el primer peregrino no hispánico que lo realiza.




Es un verdero cortejo lo que se desplazó. Además del obispo y de los miembros del clero que le acompañaban, se cuenta a los trovadores, malabaristas, pajes al servicio de los eclesiásticos, barones y senescales, yendo todas estas personas protegidas por numerosos hombres armados (arqueros y lanceros).



El itinerario seguido es poco conocido, aunque sin embargo algunas localidades no vacilan a la hora de reivindicar su paso.



No obstante, esta peregrinación está autentificada por los escitos de Gomesano, monje del convento español de San Martín de Albelda (cercano a Logroño) : « El Obispo Gotescalco, animado de una manifiesta devoción, ha dejado su país de Aquitania, acompañado de un gran cortejo, dirigiéndose hacia la extremidad de Galicia para tocar a la misericordia divina implorando humildemente la protección del Apóstol Santiago. »



Al final de un manuscrito solía ocurrir que el amanuense mencionase su nombre, su edad y la fecha en que realizaba su trabajo. Estos datos forman el colofón. En el de De Virginitate, copiado para Gotescalco, en 951, Gomesano, monje de Albelda, se expresa así : « El muy santo obispo Gotescalco se llevó este ese libro de Hispania a Aquitaine durante el invierno, en los primeros días de enero... »



Hay que mencionar también la peregrinación del conde de Rouergue en 961, Raymond II, el cual fue asesinado durante aquel itinerario por los sarracenos.

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...para un gigante.1949

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