lunes, 28 de diciembre de 2009

La sirena del matadero.

Y todo se fue.


Suena la sirena , los pájaros que quedaban adormecidos en el rio escapan, se sobresaltan los que cruzan el puente mientras, una parte de nosotros, algo de ese niño que todos hemos sido, huye, desvaneciéndose entre la niebla de la isla…

Mi madre nos cuenta siempre que de la guerra… recuerda las bombas, el horrible estruendo que a algunos dejaba marcado de por vida .O nos decia ese muchachito, fulanito, está así desde la guerra. Nos contaba cómo se refugiaban bajo las escaleras de acceso a la terraza, ya que estas – no se porqué- eran mas resistentes a los bombardeos. Es cierto que en las fotografías tras un ataque se ven las escaleras de muchas casas en pie. Y aunque contaba con solo unos añitos siempre recuerda esos momentos, y algo indescriptible, el miedo, el terror, el silbido de una bomba que está cayendo sobre ti. La guerra tiñe todo de una crueldad irracional que hace que los seres humanos nos quedemos mudos de espanto. Recuerda los presos de la cárcel en Santo Domingo, los camiones, tiene grabados las voces que venían de dentro, cuando salía de su casa en la calle Graciano, los camiones que salían, las colas, la mirada de las gentes y esa sensación de desamparo que rezumaban los soldados, los presos, los que habían perdido a sus hijos, los de cada bando, las venganzas.
Durante años muchos emeritenses se sobresaltan con las sirenas del matadero, yo la recuerdo y la verdad es que daba miedo escucharla como inundaba el rio hasta que por fin paraba, salían los trabajadores, eran tardes grises, húmedas con sabor a monotonía y falta de esperanza, el tiempo que tardaba la sirena en callar era eterno, daba tiempo a pensar en muchas cosas, el tren atraviesa el puente de hierro , silbando, cruje, da un miedo horrible, alguien llora en la casa de un vecino, olor a los abrigos viejos, sigue sonando la sirena, es eterna, en casa de los vecinos alguien gritaba, me dijeron que era un loco, la sirena seguía gritándome, agustinito el amigo de mi hermano había muerto en la isla de un disparo, en el matadero cada uno coje su paraguas, la sirena grita y grita , deberes de lengua, olor a libreta rayada, babys con gomas y tardes de marzo con sarampión…la sirena lentamente se para y en la tele me recoje entre sus brazos Valentina y el Capitán Tan, vuelvo a quedarme tranquilo, mi madre nos pregunta qué queremos cenar…


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Transcribo un articulo que me pareció interesante de Europa Press :

Huérfana de guerra setenta años después.



Una extremeña septuagenaria logra una pensión de orfandad por la muerte de su padre en el bombardeo de mérida el 23 de diciembre de 1936
Europa Press Madrid




María Gutiérrez tiene 77 años. El recuerdo de su padre es el de una niña que aún no había cumplido los nueve, un recuerdo de un día antes de la Navidad de 1936, aún en el inicio de la Guerra Civil. José Gutiérrez salió de casa ese día a comprar, María no recuerda qué, cuando en plena Rambla de Mérida fue sorprendido por un ataque de la aviación franquista. «No recuerdo muy bien, entonces yo era muy pequeña», relata María; huérfana de guerra casi desde siempre pero reconocida como tal ahora, casi setenta años después.Su empeño, o más bien el de su hijo Félix, han logrado que, por fin, el Gobierno español le conceda una pensión de orfandad. María recibirá así del Ministerio de Economía y Hacienda 56,86 euros mensuales en 14 pagas anuales, aunque como ella misma dice, no sin un tono irónico, que «no podré disfrutar por muchos años». Su hijo apunta que «lo importante es el reconocimiento» de lo que María, su madre y su hermano mayor conocieron ya entonces: José Gutiérrez, el cabeza de familia fue herido de gravedad por las bombas y, aunque trasladado al Hospital, no consiguieron salvar su vida. El 9 de enero de 1937 falleció. Ahora, su hija sólo consigue recordar que la familia tuvo que dejar Mérida y desplazarse a una localidad cercana para evitar el peligro.De hecho, esa parte de la historia familiar permaneció así, familiar, hasta que en 1985, María se decidió a solicitar una pensión de orfandad por la muerte de su padre. Lo hizo en virtud de la ley 5/1979, que concedía ayudas a las personas que hubieran perdido algún familiar durante la Guerra Civil. No obstante, no terminó el proceso de petición por varios motivos, por lo que dejó aparcado el asunto hasta el pasado año.Los trámites de FélixFue su hijo Félix Gutiérrez el que se encargó de toda la tramitación de la solicitud de pensión. Retomó los trámites y consiguió toda la documentación precisa, aunque necesitaba un testimonio de algún testigo que presenciara la muerte de su abuelo, «algo casi imposible, porque todas las personas de esa edad habían fallecido». Sin embargo, la suerte le sonrió y consiguió el certificado de defunción de su abuelo en el Registro Civil, donde se explicaba con claridad cuál fue la causa de la muerte: las graves heridas recibidas durante el bombardeo.El pasado junio envió la documentación necesaria para solicitar la pensión. «El Ministerio no nos ha puesto ningún problema, pero hemos tenido que enviar muchos documentos», resalta Félix, quien finalmente recibió la notificación del Ministerio de Economía y Hacienda en la que informaban de la concesión de la pensión de orfandad a María. A los 77 años.






La Estirpe de la Casa González. Su origen, historia y hechos.

Este apellido es patronímico y se deriva del nombre propio Gonzalo, muy común durante toda la Edad Media. Este tipo de apellidos tiene la característica que los diversos linajes que lo ostentan no tienen la menor relación entre sí, ya que con mucha frecuencia fue unido a otro que lo completó y que por regla general correspondía a las villas, castillos, territorios, etc. que conquistaba el caudillado apellidado tan sólo González.
Pero si nos ceñimos al González primitivo, como punto de origen y tronco común de las distintas ramas y familias, venimos a encontrarnos con que tampoco todos los tratadistas se encuentran de acuerdo en este punto. Para unos, los primitivos solares se encontraban en la Montaña de León, para otros, en Asturias y aún quedan los que sostienen que González proviene de Jaca, en la provincia de Huesca.
Existe quien afirma que González proviene del conde Fernando Negro que estuvo emparentado con Carlo Magno. Este Fernando Negro parece ser que fue Señor de la casa solar de González en el valle de Jivaja, en la Montaña de Santander, y que acompañó a don Pelayo en los primeros tiempos de la Reconquista, ya que se trató de uno de los nobles juramentados en Covadonga, en cuya posterior batalla fue uno de sus héroes más destacados.
Pero si la Heráldica ayuda a comprender y aún a aclarar muchos episodios de la historia, no estará de más hacer algunas consideraciones sobre dicha batalla. Se afirma que esta batalla fue la primera victoria cristiana en la Reconquista de la Península Ibérica, en el año 722 pero es que se da la circunstancia que su alcance histórico ha sido ampliamente debatido.
En ninguna de las crónicas musulmanas de la época esta batalla de Covadonga aparece para nada. Es como si no hubiera existido.

Durante mucho tiempo, tampoco entre los cristianos refugiados en las montañas asturianas se cita dicha batalla. Claro que tampoco es mucho lo que se habla de don Pelayo y sus seguidores. Es como si se tratará de un símbolo, pero sin más importancia.
Tiene que llegar el tiempo de Alfonso III de León (866-910) cuando se redactan unas crónicas llamadas "Albedelse" y la de Alfonso III propiamente dicha, para que en base a las mismas los cronistas pretendan establecer una continuidad entre la monarquía visigoda y el reino de Asturias aquí, precisamente aquí, donde por primera vez, aparezca la leyenda de la batalla de Covadonga. Por cierto que estas dos crónicas, semejan una novela decaballería: Se cuenta en ellas el rapto de la hermana de don Pelayo por los musulmanes, el refugio de éste en las montañas, sus arengas a los astures y por fin el encuentro en la cueva de Santa María (Cova Dominica). Antes de entrar en batalla, las huestes musulmanas que sumaban nada menos que 200.000 hombres, según la crónica de Alfonso III, el caudillo musulmán entra en negociaciones con don Pelayo para que se rinda y como este se niega, se entablael combate.
¿Con cuántos hombres contaba don Pelayo para oponerse a los 200.000 musulmanes?. Pero es que, según la crónica citada, lo que vino a resultar es que durante la batalla de Covadonga, las flechas disparadas por los arqueros moros se volvían contra ellos mismos, causándoles espantosa mortandad. Esto, naturalmente, suena a leyenda y es lo que ha provocado interpretaciones histórico gráficas muy diversas. En el siglo XVIII, no fueron pocos los que llegaron a dudar de la autencidad de esta batalla, y se llegó amás, porque la duda se extendió hasta la existencia de don Pelayo. Para aclarar el galimatías, terció la crítica histórica del profesor Sánchez Albornoz que dejó reducido este episodio a sus justos términos. Debió tratarse de una emboscada tendida por los cristianos alos musulmanes y nada más. Una simple escaramuza entre dos grupos relativamente poco numerosos.
Pero lo que sí está perfectamente claro es que en la batalla, escaramuza, o como se quiera llamarle, intervino el caballero citado anteriormente, don Fernando Negro, al que ya se le conocía como el Señor de la Casa Solar de González y que sus hazañas debieron ser altas cuando mereció ser citado en las crónicas posteriores a la citada batalla.
Que los González formaron un linaje muy digno de tener en cuenta no sólo por su nobleza sino por las hazañas de muchos de sus miembros, bastarán citar unos pocos ejemplos: Don Gil González Dávila, descubridor del Lago de Nicaragua y virtual fundador de este país, al desembarcar en las tierras del cacique Nicarao, lo que dió el nombre a aquellas tierras: Nicaragua. En un principio fue Contador en Santo Domingo, pero en el año 1511 emprendió juntamente con Pedro Niño una expedición para explorar el Mar del Sur.
Después de la aventura nicaraguense, en 524 inició otra expedición por las costas de la actual Honduras, pero en esta ocasión chocó contra los intereses de Pedrarias Dávila y de Hernán Cortes. Aunque en un principio llegó a un acuerdo con Olid, el enviado de Hernán Cortes, posteriormente fue detenido y conducido a Méjico, puesto en libetad regresó a España donde murió, resolviendo de esta forma lamentable para él, el pleito que mantenía con el conquistador de Nueva España.
No puede olvidarse tampoco a don Pedro González de Mendoza, noble castellano que permaneció fiel al rey don Pedro, llamado por unos "el Cruel" y por otros"el Justiciero", hasta que el año 1366 se pasó al bando de don Enrique de Trastamara. Fue hecho prisionero por los soldados del rey don Pedro, el cual atendiendo a las súplicas del Príncipe Negro, lo dejó en libertad. A partir de aquel momento se convirtió en hombre de confianza de don Enrique de Trastamara y cuando éste triunfó, mediante la muerte a sus manos de don Pedro, recibió cuantiosas mercedes. En el año 1385 entró con las tropas castellanas que invadieron Portugal y murió en la batalla de Aljubarrota.
En lo que se refiere a otro González cuyo nombre se encuentra escrito en la historia destacadamente, don Pedro González de Mendoza, fue el quinto hijo de Iñigo González de Mendoza, Marqués de Santillana. Fue Obispo de Calahorra, de Sigüenza, y Arzobispo de Sevilla. Consejero del rey Enrique IV. Convertido en defensor de la princesa Isabel, cuando ésta alcanzó el trono de Castilla junto con su esposo el rey Fernando (Los Reyes Católicos) tuvo un gran ascendiente sobre ambos monarcas. En materia religiosa siempre se mostró partidario de los derechos de la Corona sobre los de la Iglesia y fue contrario a la política de dureza de Torquemada y la Santa Inquisición.
El apellido González pasó rápidamente al Nuevo Mundo y son varias las naciones americanas donde se encuentra muy extendido: Así, en Méjico donde hay que contar entre los González políticos y militares de gran altura, como Enrique González, el gran poeta mejicano, Emiliano Navero, destacado político uruguayo, Manuel González Prada, escritor peruano, Ignacio González, militar salvadoreño, Ramón González, militar y político colombiano, etc.
Muchos linajes de los González probaron la nobleza de su apellido numerosas veces, para ingresar el las Ordenes Militares, en las Reales Chancillerías de Valladolid y Granada y en la Real Audiencia de Oviedo.



Nota: Este es un texto que he encontrado por la red sobre el apellido González y que me parecía interesante con el permiso de su autor/autores volver a editar en este humilde blog.

...para un gigante.1949

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